Macron ganó este domingo las presidenciales francesa

 

PARIS.- Y Francia dijo no. La victoria en las elecciones presidenciales de Emmanuel Macron, un exbanquero europeísta y liberal, frena la ola de descontento populista que triunfó en noviembre en las presidenciales de Estados Unidos y, antes, en el referéndum europeo de Reino Unido. Al frente del nuevo movimiento En Marche!, derrotó con rotundidad a Marine Le Pen, alineada con el presidente estadounidense Donald Trump y el ruso Vladímir Putin. Macron, que a los 39 años será el presidente más joven de la V República, conectó con las ansias de aire fresco y renovación moderada de millones de franceses, y se benefició del amplio rechazo que suscita el partido de su rival, el Frente Nacional. Macron consiguió un 66,06% de votos, frente a un 33,94% de Le Pen, con el 100% de las papeletas escrutadas. Después del Brexit y de Trump, no habrá Le Pen.

Nunca en la V República, con la excepción de Jacques Chirac en 2002, un presidente habrá llegado al poder con una victoria tan clara. Chirac derrotó al padre de Marine Le Pen, Jean-Marie, con un 82% de votos. El nivel de abstención también se acerca a niveles récord, un 24,89%, la más elevada desde 1969.

a historia nunca se mueve en línea recta, ni sirven los relatos que todo lo abarcan, como demuestra la elección francesa de 2017. En el año del populismo y el nacionalismo, en unas sociedades marcadas por el hartazgo con las élites, en un momento de escepticismo con el capitalismo de libre mercado y el orden liberal internacional, de crisis de la integración europea y de miedo a los inmigrantes y refugiados, Francia emprende otro camino.

Si hace unos meses, en el mundo convulsionado por la irrupción de Trump y la salida de Reino Unido de UE, alguien hubiese pronosticado que los franceses elegirían un presidente europeísta y liberal, defensor de la globalización y partidario de la apertura de las fronteras a las personas y a las mercancías, habría pasado por un desinformado, o un incauto.

Si, además, este candidato hubiese sido banquero de inversiones —solo nueve años después de la caída del banco de inversiones Lehman Brothers, detonante de la Gran Recesión— y ministro de Economía del presidente más impopular de la V República, cualquier consultor electoral le habría aconsejado que se olvidase inmediatamente de aspirar a la presidencia.